Historia del Transporte en la Provincia de Buenos Aires Galeras y Diligencias hasta la aparición del Ferrocarril
Antecedentes
Los primeros pasajeros que anduvieron por estos pagos llegaron en 1669, por orden del gobierno, dependiente en ese entonces del Virreinato del Perú, quien ordenó la formación de una tropa de 60 carretas con un millar de hombres –entre ellos 440 soldados– para llegar a las Salinas Grandes en procura de sal para la Metrópoli.
Casi ochenta años después, en 1748, el jesuita José Cardiel llegó a la desembocadura del río Quequén Grande y levantó los primeros mapas de la región. Pero hasta después de 1820 no comenzó la colonización de la zona, apoyada por fortines que lentamente desplazaban al indio hacia el sur.
Las empresas de mensajerías, surgidas a mediados del siglo XIX, acortaron notablemente el tiempo de viaje entre Buenos Aires y el sur de la Provincia a 8 ó 10 días. Las rutas o “carreras” trasladaban pasajeros, encomiendas y realizaban el correo oficial a través de postas separadas entre 2 y 4 leguas, verdaderos paradores donde el viajero descansaba y se cambiaban las cabalgaduras de las diligencias o galeras (1). Las postas dependían desde 1859 de la Administración General de Correos. Las disposiciones oficiales decían que las galeras podían transportar en verano 14 pasajeros y 40 arrobas de carga, mientras que en invierno estos números se reducían a 9 y 25, respectivamente.
Los carruajes, sólidos y ágiles, efectuaban 2 ó 3 viajes mensuales. El mayoral, amo y señor de estos vehículos, anunciaba con toques de corneta el arribo y la partida en las postas. Conducía desde el pescante a cuatro caballos al tronco. Varias yuntas de hasta 5 animales, guiadas cada una por un cuarteador, acompañaban la marcha, que se realizaba “a media rienda”, entre el galope y la carrera.
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Reproducción del plano que figura en el libro "Historia del Ferrocarril Sud" |
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Fuentes: http://www.busarg.com.ar/necochea.htm; http://www.necocheanet.com.ar/unpocodehistoria/nota17.asp |